Uno de los pocos días libres que tuvimos, José (nuestro
amigo colombiano) y yo decidimos ir a conocer Higüey: capital de la provincia
de La Altagracia y, según Wikipedia, una de las ciudades de más desarrollo
económico del país (no quiero imaginarme cómo están de desarrolladas las otras).
El viaje comienza como todos en PuntaCana/Bávaro: peleando con un motoconcho (“Pero ven acá milmano…yo soy
pasante…no tengo cualtos!!”) que te acerque hasta la guagua (bus), la cual te
llevará a la ciudad por 120 pesos (unos 2,5€). No os podría decir horarios
porque nadie los sabe, pero si llegáis tarde no os preocupéis porque vuestro motoconcho se encargará de gritarle al conductor e incluso ponerse delante
de la guagua para que esta no se vaya sin vosotros (True Story). Una vez montados, el cajero se encargará de amenizaros el viaje con cánticos cristianos, y pueden pasar dos cosas:
- Que la guagua vaya con el aire acondicionado y os
muráis de frío. (El buen dominicano siempre pone el aire al mínimo)
- Que el aire sea acondisoplado, las ventanas vayan abiertas y os bajéis sabiendo cual
es la sensación de que os pase un huracán por encima.
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Basílica de Ntra. Sra. de la Altagracia |
Al llegar, es impresionante ver cómo 6 o 7 motoconchos se
abalanzan para ofrecer un medio de transporte a los que se bajan. Nosotros nos
dirigimos a nuestra primera parada turística: la Basílica de Nuestra Señora de
la Altagracia. Dicen que La Altagracia fue la primera evangelizadora del Nuevo Mundo
y es considerada la madre protectora del pueblo dominicano; 3 de cada 10
mujeres en Rep.Dominicana llevan como
nombre Altagracia (mi compañera de cuarto sin ir
más lejos).
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Yo con una garrafa de vino La Fuerza |
Luego, nos dirigimos hacia el supermercado “El Higüeyano”.
Parece absurdo pero fue emocionante volver a ver un supermercado GRANDE y
variado después de dos meses disfrutando de la variedad del SuperPola. Eso sí,
la carne y el pescado… mala pinta no, lo siguiente. También visitamos “Sema”,
tienda de ropa por excelencia -aunque vende de todo. Eso sí, en el camino cayó un Yoguen Früz por 85
pesos, en vez de los 100 (2€) que cuesta en el Shopping Palma Real.
Sema es bastante civilizado, y me quedó claro que algunas dominicanas rebuscan para encontrar sus modelitos, porque allí la
ropa no era cara y pintaba medio bien…
Finalmente, no sin antes perdernos (y ver algunas casas
decentes e incluso un parque), cogimos la guagua de vuelta; esta vez no
disfrutamos de la música cristiana pero si de un sermón sobre un tal
Nabucodonosor.
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Mi Yoguen Früz |
La verdad, me lo esperaba peor, pero es que me habían
pintado Higüey muy muy mal. Lo peor era que todo el mundo se te quedaba mirando
como si fueras verde, los motoconchos eran un agobio constante y me sorprende
la cantidad de talleres mecánicos cutres que hay; pero en general el viajecito
estuvo bien, o será que ya llevaba más de dos meses sin ver otra cosa a parte
del hotel o los shoppings...
Carmen Venison*
(mi blog: No Hope)
*Carmen Venison es una compañera del Máster que, al igual que yo,
tuvo la suerte (aunque ella aún lo esté dudando) de trabajar
durante 3 meses en un resort de Meliá en la República Dominicana.